EL ORIENTE DE LAS MUJERES
El Museo Branly es una de las visitas obligadas en París. El impresionante edificio de Jean Nouvel, de cristal, composite y musgo, alberga una extensa colección de arte primitivo de África, Asia, Oceanía y América que fusiona la de Etnología procedente del Museo del Hombre, y las del Museo Nacional de Artes de África y Oceanía.
Por la larga rampa espiral que lleva hasta las colecciones, la corriente de “El rio” proyecta sobre el suelo una cascada de palabras en todas las lenguas que discurre por entre los pies, siguiendo su curso imparable.
La colección permanente merece más de una visita dada la inmensidad de su contenido y la amplitud de su continente. A los numerosos objetos expuestos en un ambiente tibiamente iluminado y dispuestos sin agobios en un amplio espacio en el que las vitrinas no se prodigan, se añaden interesantísimos videos que aumentan el disfrute de esas primeras artes del mundo no occidental.
Hasta el 15 de mayo hay, además, una magnífica exposición temporal: L’Orient des femmes. En la penumbra de las salas, suspendidos del techo se exponen 150 vestidos y adornos tradicionales del Próximo Oriente, seleccionados por el modisto Christian Lacroix con la ayuda de Hanna Al-Banna-Chidiac (responsable de las colecciones de Africa del Norte y Próximo Oriente del Museo Branly) procedentes de diversos fondos, entre otros de la colección particular de Mme Widad Kamel Kawar, autora de “Memorias de Seda”.
Son vestidos típicos de mujeres campesinas y beduinas de una amplia zona llamada la “Creciente Fértil” que se extiende desde el norte de Siria, Jordania, Palestina, hasta la península del Sinaí, regiones que hasta 1920 no estaban separadas por ninguna frontera.
Vestidos de algodón y lino cortados en sencillas formas, amplias y geométricas con mangas en forma de alas, algunas de las cuales llegan hasta el suelo para poderse enrollar sobre la cabeza y convertirse en velo.
La profusión de motivos y símbolos con los que están bordados son típicos y distintivos de la región en concreto a la que pertenecen.
La profusión de motivos y símbolos con los que están bordados son típicos y distintivos de la región en concreto a la que pertenecen.
“Vestidos que manos hábiles han fabricado y bordado con paciencia y pasión, que nos desvelan, por parte de la razón, una región o un uso, y por parte del corazón una emoción y un deseo” (Hanna Chidiac)
La exposición comienza mostrando un vestido sorprendentemente bien conservado del siglo XIII, el de una niña cuyo cuerpo momificado se en-contró en Hadath (Líbano). Los demás son de finales del siglo XIX y de los años sesenta del XX.
Los tocados, mantos, velos, cinturones, bolsos y otros adornos completan esta muestra homenaje a las mujeres orientales “que se emancipan a fuerza de luz, y que desde milenios se adornan para afirmar su estatus y su derecho a la creatividad” pues a pesar de las imposiciones religiosas que a lo largo de los siglos han tratado de ocultar a la mujer bajo anchos y monocromos envoltorios para no encender las pasiones de los hombres, ella ha logrado dotar de vida y de luminosidad a sus creaciones con la fuerza de la aguja. Quiyi
3 comentarios:
¡Magnífica entrada, hermana QUIYI!
No me resisto a comentarlo aquí. Muy interesante el tema de la Mujer en Oriente. Es bueno que vayamos rompiendo viejos tópicos, aunque nos cuesta reconocer ciertas culturas, tenemos que ver la belleza que ha creado la mujer a través de los tiempos.
Gracias por el video, que nos da idea de la hermosa exposición.
Un beso.
Siempre es un placer visitar el museo y una tentación "traerlo" hasta el blog. En su día lo hice en el mío y no es raro encontrarlo aquí con ese exposición que se anuncia y que obliga a viajar a París.
He encontrado este blog buscando informacion sobre la tejeduría y los tapices. Me ha parecido muy interesante, pero veo que no está actaulizado. Les animo a que continíuen divulgando este arte milenario y hoy minoritario.
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