Tejedoras bajo el cielo es un lugar para compartir el amor por la tejeduría y los tapices, para intercambiar información, noticias y opiniones relacionadas con el arte de tejer, para urdir en esta otra red una red de tejedores y renovar el interés por esta forma de expresión artística. Las autoras que colaboran en este sitio adoptan los nombres de tejedoras míticas de distintas culturas y tradiciones.

viernes, 27 de marzo de 2015

MITOS Y LEYENDAS




 Leyenda japonesa: La Grulla Agradecida



Esta historia trata sobre un joven que vivía solo en el campo.  Un día de invierno estaba paseando cuando escuchó un ruido extraño.  Quien lo producía resultó ser una grulla que había sido herida con una  flecha. El joven decidió ayudarla y le extrajo la flecha con mucho  cuidado, tras lo cual la grulla pudo mover el ala y remontar el vuelo.
Aquella  noche alguien llamó a su puerta. Cuando la abrió ante él había una  hermosa joven que había perdido su rumbo con la nieve y no sabía cómo  regresar. El joven le permitió quedarse a descansar esa noche. Cuando  se quiso dar cuenta, la joven llevaba ya un par de días viviendo con  él. Era tan dulce que no pudo evitar enamorarse de ella y le pidió  casarse, a lo que ella aceptó.
La vida era muy dura y eran muy  pobres, pero aun así eran felices; pero llegó de nuevo el invierno y se  vieron sin dinero ni comida. Entonces la mujer tuvo la idea de hacer un  tejido para venderlo y su marido le construyó un telar en una pequeña  habitación.
Una vez terminado, la mujer le pidió que por nada del  mundo entrase mientras ella estaba trabajando, a lo que su marido  accedió. Tres días y tres noches estuvo trabajando sin descanso, y  cuando salió de la habitación estaba completamente extenuada. Aun así  había conseguido tejer una tela maravillosa, por la cual les dieron  bastante dinero.
Con esto pudieron aguantar un tiempo, pero cuando se  les acabó todavía seguía siendo invierno. La mujer empezó a tejer  entonces otra tela, pidiéndole igual que la vez anterior que no entrase  mientras trabajaba. Esta vez no fueron tres, sino cuatro días los que la  mujer estuvo trabajando. Al terminar estaba casi muerta, pero la tela  que había hecho sobrepasaba con creces a la anterior. Con el dinero que  obtuvieron al venderla podrían vivir con comodidad durante dos inviernos,  pero desafortunadamente el joven sucumbió a la codicia.
El deseo de  ser rico unido a la intriga de cómo podía hacer esos tejidos si no  habían comprado hilo impulsaron al joven a pedirle a su esposa que  tejiese de nuevo. Ella al principio no estaba conforme porque tenían  dinero de sobra, pero el joven consiguió convencerla. Como siempre le  hizo prometer que no entrase en la habitación y volvió a encerrarse.
Esta  vez el joven no pudo evitar la curiosidad y abrió un poco la puerta  para ver como lo hacía; pero se llevó un susto tremendo al ver a un  pájaro frente al telar, arrancándose las plumas y usándolas sobre el  tejido. La impresión fue tan grande que no pudo evitar soltar un grito y  el pájaro le escuchó. Acto seguido el ave se transformó en su esposa y  le explicó lo que sucedía. Ella era la grulla a la que había ayudado  hacía ya tiempo. Para agradecerle ese gesto había decidido ayudarle y  por eso se había transformado en humana. Pero al haber roto su promesa y  haber descubierto su verdadera identidad estaba obligada a abandonarle.
Al  escuchar esto el joven rectificó y le suplicó que se quedase, que el  dinero no le importaba si no podía estar con ella; pero era demasiado  tarde. La grulla salió por la ventana y jamás la volvió a ver.

4 comentarios:

Kariki dijo...

Una leyenda muy romántica... hasta que como siempre, el hombre rompe el hechizo.
No obstante, como realmente la mujer no es una grulla,... ha seguido y seguirá tejiendo por placer, aunque claro, no se deja la piel ni el pelo en el tejido: deja su arte y creatividad, pero sobre todo, deja que el tapiz vaya tejiendo sus sueños, su vida, sus ilusiones, de manera que telar, tapiz y tejedora se van tejiendo entre sí para ser una misma cosa.
Es por eso que el tejido no tiene precio, servirá para más de dos inviernos, servirá para recrear la vista de quien sepa admirarlo y servirá a la tejedora para gustar el placer de la obra bien hecha.

Mentxu de la Cuesta dijo...

Amigas tejedoras, no sabéis la alegría de volver a ver el blog. La historia y el desarrollo del tejido a lo largo de los tiempos es algo imprescindible para entender las culturas. Me alegro de vuestro regreso y de poder leer historias tan hermosas como esta de hoy. Un acierto.Mentxu.

Mentxu de la Cuesta dijo...

Amigas tejedoras, no sabéis la alegría de volver a ver el blog. La historia y el desarrollo del tejido a lo largo de los tiempos es algo imprescindible para entender las culturas. Me alegro de vuestro regreso y de poder leer historias tan hermosas como esta de hoy. Un acierto.Mentxu.

Itxel. dijo...

Muchas gracia, Mentxu por tu comentario y por la "larga espera" Seguiremos tejiendo con la ilusión de compartir nuestro amor por este arte de pintar con hilos. Un abrazo.