Tejedoras bajo el cielo es un lugar para compartir el amor por la tejeduría y los tapices, para intercambiar información, noticias y opiniones relacionadas con el arte de tejer, para urdir en esta otra red una red de tejedores y renovar el interés por esta forma de expresión artística. Las autoras que colaboran en este sitio adoptan los nombres de tejedoras míticas de distintas culturas y tradiciones.

jueves, 1 de julio de 2010

En el Taller Historia de un Tapiz: El Nemoroso ( 4 )
Una semana más tarde lo peor había sucedido. Volví al taller con un diagnóstico de cáncer, una fecha para la intervención quirúrgica y la certeza de que el tratamiento de quimioterapia sería inevitable. Mi vida acababa de sufrir un vuelco pero yo, en ese momento, solo quería seguir tejiendo como si nada hubiera cambiado. Tejer es una actividad creativa, pero también mecánica y requiere una concentración que interfiere con otros pensamientos, así que no era extraño que yo tratara de despistar así la atención de otros focos tan dolorosos. En el taller apenas hablábamos pero todas compartíamos el miedo y tratábamos de conjurarlo a golpe de canilla. Itchel, de puntillas sobre el más alto de sus tejados, alcanzaba la luna rozándola con sus dedos, Aracné y Cloto preparaban ya el material para sus nuevos tapices y yo me volví a adentrar en ese bosque estremecido por el aullido del lobo, subiéndome por las ramas que no terminaban de ofrecérseme, mientras Ravel y Rachmaninov sonaban acordes con nuestro estado de ánimo.
El té también se había acabado y Aracné nos llevó galletitas chinas de la suerte. La mía contenía esta frase: “Accept a challenge with calmness”. No creo en las señales pero estaba dispuesta a seguir el consejo.
Iba al taller casi todos los días para pensar menos en lo que me esperaba y para acelerar el tapiz que, dadas las circunstancias, no sabía cuándo podría terminar. Acabé el tronco y perfilé sus ramas para realzarlo, avancé en las copas y retomé el prado. Los dedos surcaban sin pensar entre los cables de la urdimbre y seguía sembrando amapolas y recogiendo lirios, y en el camino tropezaba con las piedras. Empecé el tercer tronco y le di tonos morados, como las penas. El tapiz subía deprisa y tuve que empezar a tejer de pie… hasta que llegó el día señalado por las furias y lo dejé descansar mientras yo tenía que ocuparme de otros asuntos.

2 comentarios:

Mentxu de la Cuesta dijo...

Pues que decir después de lo que nos has escrito. Nunca una obra habrá llevado tanta historia consigo. Y cuando digo historia me refiero a sentimientos, sufrimientos, miedos, ansiedades...todo eso que hace a una persona más fuerte y a una obra más bella.Seguro que cual Ave Fénix has salido fortalecida y renovada. La obra te ha ayudado y tu "percance" ha ayudado a crear algo bello. Un abrazo a esa artista valerosa.

Anónimo dijo...

Eres tan valiente como artista. Seguro que tu vida la vas tejiendo al mismo ritmo. Por eso imagino tu vida tan armoniosa como tus tapices.
Sigue contándonos cómo finaliza tu "nemoroso" que estoy deseando verlo acabado.
Un cariñoso saludo.