Tejedoras bajo el cielo es un lugar para compartir el amor por la tejeduría y los tapices, para intercambiar información, noticias y opiniones relacionadas con el arte de tejer, para urdir en esta otra red una red de tejedores y renovar el interés por esta forma de expresión artística. Las autoras que colaboran en este sitio adoptan los nombres de tejedoras míticas de distintas culturas y tradiciones.

domingo, 6 de junio de 2010

HISTORIA DE UN TAPIZ : EL NEMOROSO
Acababa febrero cuando empecé el segundo tronco. Para ser más fiel a Dérain lo dividí en trozos horizontales de colores pero, siguiendo la sugerencia de Aracné, me atreví a meter una cuña verde pistacho en su base para dar movimiento. Otra vez el cielo y el mar se adivinaban al fondo, entre las copas.
Estaba deseando llegar aquí pero me creaba quebraderos de cabeza. No me sentía tan segura como en medio del campo, entre mis amapolas, que se me iban de las manos casi sin pensar. Itchel me regaló la palabra "nemoroso" con la que calificó a mi bosque y así decidí que se llamaría este tapiz. Mientras tanto, Cloto tejía un futuro en el horizonte para su negrita y Aracné lograba convertir las miajitas en un bosque de cuento. El día 24 fue un día de partos: las dos cortaron la urdimbre de sus respectivos tapices. Y este acontecimiento, en el taller, siempre se celebra porque si preparar la urdimbre es importante, ya que de ello depende la calidad del trabajo, cortarla cuando la obra está acabada es un ritual simbólico repleto de significados.
En algunas culturas se utiliza el mismo vocablo para la acción de cortar los hilos de la urdimbre que para la de cortar el cordón umbilical: parir, tejer, crear ¿es lo mismo? Como el parto, este es un momento cumbre cargado de ambivalencias: el lugar “natural” de la obra es el telar y surge la tentación de dejarlo ahí para siempre, pero el tapiz clama por liberarse de su matriz y hay que cortar los hilos que lo han creado. Nosotras lo vivimos con intensidad, brindamos en cada parto con un vino dulce y hacemos fotos.
...y llegó marzo, y acabé el tronco, y tras él me esperaba un lobo escondidoi que se asomó de repente y me dió un susto de muerte. El día que llegué al taller después de hacerme una mamografía, mientras las chicas hablaban y reían yo me andaba por las ramas haciendo y deshaciendo porque en realidad ya no estaba en el bosque.

3 comentarios:

Mentxu de la Cuesta dijo...

Es posible que no te sintieras segura, tu lo dices, pero el tapiz según avanza está lleno de fuerza y no sólo en el color. Se ve potente y orgulloso en la urdimbre.
Desde luego el cortar ésta tiene que tener mucho significado. Se corta lo que has creado con tu esfuerzo, lo dejas partir y eso tiene que ser un gozo y a la vez se tiene que sentir un poco de nostalgia. Queda menos de tu historia. Yo espero con ansiedad el fin del relato y el momento en que la dejes "volar".

Anónimo dijo...
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Quiyi dijo...

Me alegro de que os guste el proceso de hacer el tapiz. Mi intención es comunicar mi experiencia en el telar, que está entretejida también a mi vida, en los momentos buenos y en los no tan buenos y, a la vez haceros partícipes del ambiente del taller, que es tan importante como el trabajo individual. Gracias por seguirnos y animarnos.